LA OBRA DEL DÍA.
Hoy en la clase de literatura universal hemos leído un fragmento de Frankenstein de Mary Shelly, en el que el monstruo huye y se encuentra con un montón de reacciones negativas de la gente. Aunque en el libro hay un monstruo, creo que todos nos hemos sentido identificados con el en algún punto de nuestra vida, ya que las personas somos muy superficiales e inseguras.
Para representar esa normalidad que hay en la creación de Frankenstein, he escrito un texto inspirado en ese fragmento, pero desde la perspectiva de un adolescente que está creciendo y cree que todo el mundo le juzga por ser diferente, con ese sentimiento de soledad por no encajar.
LA OBRA DEL DÍA
Me desperté y me fui a la cocina de mi solitaria casa a comer el desayuno que me había dejado mi madre. Era un día normal, de esos en los que no tienes gana de nada pero tienes que hacer de todo. Me puse mi sudadera y mis vaqueros, me lavé los dientes y me fui al instituto. Cuando llegué y me reuní con mis amigos sentí que todo el mundo me miraba con asco, siempre era igual, pero al menos mis amigos no me juzgaban como el resto. Sentía como si todo el mundo me estuviera mirando por vestir diferente a ellos o por cosas que se basan simplemente en el hecho de que no era como ellos, así que me puse mis cascos y subí el volumen de mi música al máximo para huir de todo lo que ocurría a mi alrededor y en mi cabeza. La gente cercana se preocupaba por mi, diciéndome que en realidad nadie me juzga como yo creo y que está todo en mi cabeza, pero no les creo, solo lo hacen para consolarme, porque es la única forma de sentirse bien consigo mismos. Como si yo fuera la obra del día.
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